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De consumidores a consumidores conscientes

Por Francesca Chiappa G.

@franchiappag


Cuando comenzamos a transitar el camino hacia una vida sustentable, o al menos intentamos acercarnos a ella, nuestros hábitos de consumo salen a relucir con cierto inevitable protagonismo, pero ¿qué significa realmente consumir?


La palabra consumo, proviene del latín consumere que significa gastar o destruir. Sí, tal como lo acabas de leer: gastar o destruir.


Con esa literal traducción no pretendo transmitir que es radicalmente malo el hecho de que consumamos ciertos productos para satisfacer necesidades básicas o incluso para darnos un gusto.


Lo realmente importante es comprender que nuestras decisiones de compra generan un impacto real y como tal, hacernos cargo de cómo queremos que influyan en el entorno es nuestra responsabilidad. Y es aquí donde pasamos de consumidores a consumidores conscientes.


Un consumidor consciente, es quien cubre sus necesidades teniendo en consideración el impacto sobre sí mismo, la naturaleza y los otros seres que lo rodean. Dicho de otro modo, la elección de productos y servicios no se realiza solo en base a su calidad y precio, sino teniendo en cuenta su impacto ambiental y social.


En este mismo contexto, me parece apropiado mencionar que, por años, el principal sistema productivo que ha prevalecido en la sociedad responde a una economía lineal que básicamente consiste en producir-consumir-desechar. La buena noticia es que existe otro modelo pensado en vivir de forma más sustentable, me refiero a la economía circular.


Esta última busca que los materiales y materias primas perduren en el ciclo productivo, es decir, no desecha el producto final ni lo convierte en basura, sino todo lo contrario, lo utiliza como recurso para un nuevo ciclo de vida.


Entender los conceptos no necesariamente implica que el cambio de hábitos resulte más fácil, pero creo que es el puntapié inicial para asumir el impacto que generan nuestras acciones, ¡tenemos el poder de hacer cambios importantes! y eso me parece increíblemente esperanzador, porque significa que pese a todo lo que acontece hoy en el mundo, nuestras acciones, por muy pequeñas que nos parezcan, tienen un efecto global.

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