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El reciclaje como radiografía de consumo

Por Francesca Chiappa G.

@franchiappag

¿Reciclas?

¿Qué es para ti reciclar?

¿Cómo definirías este verbo?


Comienzo haciendo esas preguntas porque al menos yo tuve las respuestas erradas por mucho tiempo y creo que para mejorar nuestros hábitos de consumo es fundamental educarnos respecto a los mismos ¡y qué mejor oportunidad que abordarlo hoy, en el Día Mundial del Reciclaje!


Yo pensaba que reciclar era, en términos simples “no botar (a la basura) un residuo, sino llevarlo a algún punto limpio y así evitar que terminara en un relleno sanitario”. A la vez, estaba convencida de que, reciclando, mi aporte para cuidar el medio ambiente era suficiente.


Lo cierto es que estaba bien alejada de la realidad y les quiero contar por qué.

Partamos por el principio. Reciclar es someter materiales usados a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados.


Yo no reciclo (y probablemente tú tampoco). Lo que en realidad hacemos es clasificar ciertos residuos para disponerlos en contenedores (usualmente en Puntos Limpios municipales) para su posterior proceso de reciclaje.


Teniendo claro aquello, tengo otra noticia. Según las estrategias para vivir de una manera más amigable con el planeta -lo que se conoce como “cultura basura cero”- reciclar es el último eslabón de la cadena y es que lo importante no es reciclar más, sino consumir menos. Sobretodo porque la cadena de reciclado consta de varias etapas que requiere el uso de transporte, energía, etc.


Las estrategias son: rechazar (aquello que no necesitas), reducir (aquellos residuos que usualmente consumes), reutilizar (evitar desechables de un solo uso), reparar (extender la vida útil de objetos) y reciclar.


Y aunque yo empecé reciclando y no “rechazando” me sirvió mucho como una especie de radiografía de mi propio consumo. Descubrí que los materiales que más generaba eran de plástico, como botellas de Ice Tea que tanto me gusta disfrutar en verano. Entonces comencé a preparar el té helado en casa y llevarlo en mi propia botella reutilizable.


Habiendo eliminado la generación de esos envases plásticos, aún tenía uno que otro tetra pack de sopas y leche vegetales. Mentiría si dijera que ya no tengo, pues aún compro este tipo de envasados en casos de “SOS”, pero sin duda disminuyeron significativamente.


Hoy, al momento de disponer los residuos en un punto limpio veo con satisfacción cómo ha disminuido el volumen de lo que llevo, eso refleja que mis decisiones de consumo son más conscientes y que la estrategia de “rechazar” está posicionándose muchos lugares antes que la de reciclar.


¿Qué diría tu radiografía de consumo? Te invito a descubrirlo.

 
 
 

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