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Emociones sustentables

Hemos asistido en los últimos años, a una aparición constante y en escalada de diversas situaciones en enfermedad mental y malestar emocional que afectan a la población en general en sus diversas etapas de ciclo vital. Las crisis sociales, políticas y ambientales han sido catalizadoras de esta situación y nos han hecho caer en estados complejos de depresión, conducta suicida, fobia social, trastornos de la conducta alimentaria y violencia, con el consecuente daño al medio social y ambiental que nos rodea.


El contexto desatado por la Pandemia nos mostró que es urgente una mirada afectiva y efectiva a los procesos de salud mental y bienestar personal, en la búsqueda de “un buen vivir” que cuide y honre la unidad cuerpo, mente y emociones, tanto como la de la humanidad con el hogar natural que la Tierra nos regala. Todo lo que concierne al bienestar personal, implica un compromiso en el desarrollo de vínculos sociales conscientes y sustentables.


En todo esto, las mujeres han sido y son uno de los grupos más vulnerables ante eventos tales como la exposición a diversos tipos de violencias y malestar emocional que pueden terminar en cuadros complejos de depresión, aislamiento, desordenes emocionales y enfermedad psicosomática. La manera en cómo las mujeres vivimos la tristeza, el desamor, la rabia, la alegría o la confianza, están mediadas por mensajes sociales y culturales que es necesario atender e intervenir. Muchas veces estos mensajes nos llevan a buscarnos en estrategias de consumo, de compras, de uso y abuso de sustancias químicas, industrias cosméticas, estéticas, farmacéuticas o de la moda que alimentan un círculo de desconexión entre la propia esencia y la biografía, y afectan la conexión que tenemos con medicinas naturales que podemos encontrar en nuestras comunidades ancestrales, así como en prácticas de vida sustentables.


Por supuesto que, ante los eventos en salud mental mencionados, entre muchos otros, que se dan a manera de diagnóstico, enfermedad emocional o malestar vital, será necesario un tratamiento interdisciplinar, médico, psicológico y psiquiátrico, sin embargo, es urgente reconectar a las mujeres con el conocimiento ancestral, reflexivo, crítico, sustentable y consiente sobre el por qué y para qué de sus emociones, las cuales funcionan como un vehículo de sanación, cambio social y creatividad; todo ello con el fin de reapropiar el derecho legítimo a sentir, desterrando prácticas de consumo o positivismos tóxicos que nos impiden vivir plenamente todas las emociones y a responder a todas ellas de una manera creativa, sustentable, diversa y segura.

En este panorama, el trabajo en salud mental y bienestar emocional debe danzar con las condiciones sociales, culturales y prácticas de consumo en la búsqueda de una reflexión en la acción, que nos lleve a sacar de la mirada dicotómica nuestro bienestar. Es decir, más allá del bello o feo, gordo o flaco, positivo o negativo, hay un universo de posibilidades para enriquecer nuestra acción consciente en la mejora de las condiciones de calidad de vida y salud de la humanidad, los animales, la flora y la tierra misma. Para empezar, creo que la Aceptación, la Integración y la Creación, serán verbos esenciales en este año que comienza.


3 verbos:

Sin duda el 2020 podría ser uno de esos grandes maestros que uno tiene en la vida. Los maestros no llegan siempre de la misma manera, ni con grandes honores, ni llenos de gozo. A veces llegan de golpe, sin anestesia y con mucha contundencia. Los maestros son personas, situaciones, lugares y relaciones que nos vienen a mostrar con espejo y no con lupa, de qué estamos hechas y hechos, de dónde venimos, qué puertas siguen abiertas en nuestro camino, qué herida sagrada nos toca sanar aún y quiénes estamos siendo para que el mundo y relaciones a nuestro alrededor estén como estén.

A los maestros no se les puede resistir, entre más resistencia más sufrimiento, a los maestros se les escucha y se les interpela con narrativa, con humildad, con empatía, con honestidad y con dureza. Uno puede oponerse a ellos todo lo que quiera, pero la verdad es que no se van hasta que no aprendamos la lección individual y colectiva que, en el orden social, mental, cognitivo, emocional y espiritual, necesitamos.

Entonces elije aprender en este momento y paso a paso con apertura a la grandeza, con consciencia de la plenitud existente y con amor hacia lo que hay. Especialmente te invito a que pienses en estos 3 verbos que son acciones de consciencia para empezar un nuevo ciclo:


1. Aceptación: Implica acabar con la ilusión de que sólo existen dos instancias, categorías o modelos. Crecimos en historias que nos enseñaron a dividir el mundo en bueno o malo, feliz o triste, pobre o rico, gordo o flaco, exitoso o perdedor, sur o norte; sin embargo, la niña despierta que hay en nosotras siempre supo que esto era mentira, por eso es por lo que de adultas esas categorías nos generan tantos problemas. El mundo, sus relaciones y presencias son multicolor y las emociones y las pasiones humanas son inconmensurables y eso implica que tienen el potencial de crear o dañar, potencial del cual sólo conocemos algunas manifestaciones. Así que HOY revisa que esa historia que tienes del mundo, de las relaciones o de lo que te cuesta, es una versión de las tantas disponibles. El mundo es como es, no te resistas, no lo encasilles (aunque tu mente te diga que lo hagas) y si lo encasillas suéltalo. Ábrete a lo que hay, crea belleza y orden de donde hoy te encuentres.


2. Integración: Si hay muchas versiones y caras de un mismo hecho, lugar, sentir y relación, entonces también hay miles de recovecos personales inexplorados. Tu tarea no es adaptarte, esa sólo será una etapa en el ejercicio de supervivencia en este mundo terrenal, tu tarea es integrarte con todas esas formas, colores, sensaciones que entiendes y no, que te gustan y no, de ti misma. Integrar la pasión, las ganas, el miedo, la alegría, la rabia y la tristeza, ponerles parcelas de colores y saber que entre ellas habrá cruces y también límites. Intégrate y enciende tu fuego.


3. Creación: Por qué quieres encajar en una relación, en una dieta, en un patrón o estereotipo de ser mujer, migrante, hermana, mamá, hija, pareja, amiga. No encajes por favor, danza eso sí en las líneas del gran salón del baile que es la vida, al hacerlo respetamos los propios límites que la naturaleza divina y natural del mundo nos pone; pero no asumas sin reflexión ni conexión un rol porque "fue con el que naciste". Empieza paso a paso, con determinación y curiosidad a cuestionar la verdad de la que tanto te aferras. Recuerda que todo cambia y que tu cambies, como dice la canción, no es extraño.

Así que deseo que este año aprendas y profundices en tus caminos, migraciones, dolores, alegrías, amores, desamores, libertades, creaciones y pasiones, de una manera resiliente, creativa y paciente. Como diría Virginia Gawel:

Hoy volveré a nacer: pido permiso. Permiso útero, permiso cordón prieto. Permiso agua, placenta, oscuridades. No podrá retenerme la tibieza plácida y calma del vientre cobijante. No podrán disuadirme las presiones de este túnel de carne que hoy me puja. Con decisión inequívoca y sagrada determino nacer: me doy permiso. Y aquí estoy, desnudo de corazas, dispuesto a recibir besos y abrazos (no la palmada que provoque el grito: ya no permitiré que me golpeen).(...) Tengo coraje para empezar de nuevo: fortalecido en mis fragilidades lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto. Lloro disculpas a quienes no me amaron, por el maltrato, el frío, el abandono: lloro la herida de todo lo llorable. Y lloro de ternura y de alegría por tanto recibido y encontrado: lloro las gracias por el amor nutricio, por la bondad de los que me ampararon.(...) Me perdono y perdono a quien me hiriera. Vengo a darles y a darme íntimamente una nueva ocasión de parimiento a la vida que siempre mereciera. Me la ofrezco y la tomo. Me redimo. Con permiso o sin él, YO me lo otorgo: me doy permiso para sentirme digno, sin más autoridad que mi Conciencia.


Carolina Leguizamón Martínez

Psicoterapeuta, Fundadora de Ella Migra

www.ellamigra.com

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